06 de diciembre de 2020.- FURIA!… Todos venimos del mar y todos llevamos el mar dentro de nosotros. La vida se originó en un caldo marino ancestral, nadie sabe muy bien como, y nuestro medio interno, el medio que baña todas las células de nuestro organismo, tiene una composición mineral muy similar a la del agua del mar, a la del medio en donde se originó la vida. En este sentido todos llevamos nuestro mar dentro, siempre está con nosotros, desde que empieza nuestra vida hasta que se apaga. En este año 2020 en concreto, el mar nos ha mostrado su otra cara, esa cara tormentosa, furiosa, terrible, a la que los viejos marineros tanto temen. Si las olas entrando en la bahía, un día de calma, llevan el mismo ritmo de la música de Bach, este mar revuelto del año 2020, espumoso, de olas gigantescas que derriban los muros e inundan las ciudades, lleva el conflicto ruidoso e inquietante. Son las dos caras de una misma unidad el Yin y el Yang del mar. Su Yin es la calma , el lado femenino , la mar de los marineros. El Yang es su lado masculino, la fuerza incontenida, la furia. Los más viejos, dicen que nunca habían visto un mar como el de este año, nunca habían sentido de este modo este lado Yang terrible de FURIA. El mar tiene sin duda, fuertes razones para mostrarse así contra nosotros. A consecuencia del calentamiento del ambiente, se han derretido los polos y hemos vertido más agua en él. Hemos arrojado enormes cantidades de basura que las corrientes han depositado en gigantescos vertederos en medio del océano. Hemos perforado sus entrañas en busca de más petróleo, lo hemos inundado de residuos químicos… Y el mar, quizás ya harto, ha mostrado su furia contra nosotros. La furia es un estado emocional que afecta a los seres humanos y que se caracteriza por la manifestación de una enorme ira, enojo, contra algo o contra alguien, siendo la violencia, la principal acción que se desarrolla mientras dura la ira, pudiendo ser la misma física o verbal. Que vuelva pronto la calma, que vuelva a predominar el Yin en sus esencias, que vuelva la música de Bach, con el ritmo acompasado y suave de las olas entrando en un día de calma. |